lunes, 29 de octubre de 2012

Ciclos

El otro día, una amiga me llenó de envidia al contarme las últimas palabras que intercambió con el, posiblemente, amor de su vida. Bueno, digamos que es el amor de éste momento de su vida.

Verán, su historia no es muy diferente a la que la mayoría de las personas hemos vivido, ella se enamoró de él y él siempre la vio sólo cómo su amiga. Eso no impidió que tuvieran sus "que-veres", lo que hizo aún más difícil  de sobrellevar el estatus "sólo amiga" para ella. En muchas ocasiones platicamos de nuestros errores en la relación con nuestros crushes, pero ella pareció siempre más dolida por el hecho de saberse no deseada/querida por encima de todas las chicas con las que anduvo su forever, y no poder tener algo más con él la orilló (cómo a muchos de nosotros) a precipitarse en relaciones con otras personas que sólo contenían sus emociones por un momento, nada más.

Duró años así. Sin embargo, esos años la llevaron a ser un poco más sabía y a contener su frustración, tanto que cuando él la volvió a buscar, lo pudo ver sin crear expectativas fantasiosas de lo que sería su reencuentro, aunque no tiraba, aún, la esperanza de que él se pudiera enamorar de ella.

En su ultima charla, ella le confesó lo que sentía por él, aunque seguramente él ya lo sabía, pero ella se sintió con la necesidad de decírselo y admiro la libertad con la que lo hizo porque, aunque aún deseaba que él le correspondiera, le habló con el objetivo de librarse de ese nudo en el estómago que la hacía seguir añorándolo y sobre todo, no quedarse con las ganas de decirle que lo quiere, a pesar del tiempo y la distancia. Y él, a pesar de muchos lo podrían pensar cómo un patán, tuvo la bondad de responderle lo significativa que es su amistad y persona para él y que lamenta no poder corresponder sus sentimientos, pero que desea que sea feliz...

Ese día que me contó esto, aunque se le notaba la tristeza típica del desamor, la vi tranquila cómo nunca, está decidida a seguir adelante ya sin esperarlo. Aunque me alegra verla salir del doloroso pasaje del amor, (por ahora) me dio envidia su paz y la oportunidad de decirle a él todo lo que había llevado cargando por tanto tiempo, sé que muchos lo verán cómo algo casual que, igualmente, podría haber carecido de sinceridad, pero para mí, que siempre me he quedado con las palabras en la boca, me parece la mejor manera para decir adiós a un eslabón de tu vida y ésta oportunidad, nadie se la puede quitar.


domingo, 21 de octubre de 2012

No Me Olvido

Fue en una tarde de las vacaciones de Semana Santa cuando empezamos a hablar, platicábamos hasta la madrugada las primeras veces, en las últimas había más cansancio y confianza y por eso apenas cruzábamos un par de frases, casi se iba a cumplir un año de aquellas primeras pláticas... o tal vez sí se cumplió.

La playera negra de cuello redondo, jeans azules ajustados, zapatos de Homero Simpson, audífonos en el cuello grises, calcetines verdes.

El gusto por las H2Oh! de 7Up y el primer beso de despedida en la puerta de mi casa.

Un mensaje seguido de una llamada en una noche de mayo.

Una ducha a mitad de la noche.

La mañana fría en la Alameda, el temblor en la voz y las piernas, un beso entre lágrimas.

La espera de más de una hora con el frío de compañía y el beso que la premió.

La familiaridad, las sonrisas, el cansancio.

Dormir abrazados. El  Te Quiero que dije sin recibir (ni esperar) respuesta.

El desayuno en la Central que se antojaba para convertirse en costumbre.

El último beso, su espalda alejándose y la sonrisa que duró el trayecto de vuelta a casa.








Aunque a veces sí quisiera hacerlo...