jueves, 31 de julio de 2014

El Club de los 27

Siempre tuve coqueteos con la muerte, siempre ha venido a mí la idea de morir y dejar que todos los demás se hagan bolas con su desmadre. Soy muy cobarde para suicidarme, pero cada que toco fondo regresa a mí el consuelo de la muerte (y mi temor a ganarle la partida), y ya sólo queda volver a flote de una u otra forma.

Soy una persona débil, toda mi fortaleza depende de los que están conmigo, sola jamás habría llegado a este tiempo y no sé si eso es bueno o malo.

Desde diciembre empecé a tener achaques de salud dignos de una mujer de 50 años o más. Entre las ya famosas enfermedades "del estrés" y dolores de quiénsabecómo, una ligera inflamación en el parpado izquierdo empezó la travesía más tediosa de mi existencia.

Después de ver a médicos generales pasé a los dentistas y al final me dijeron el tan temeroso: "No sé qué demonios tienes, ve con el especialista" y me canalizaron a una cirujana maxilofacial que, en cuanto me vio, apostó a que yo padecía Displasia Fibrosa, pero muy amablemente me dijo que empezáramos a descartar lo más fácil, cómo queriendo dar algo de esperanza. No fue nada de lo que pensamos.

El martes por fin recibí los resultados de la biopsia obligatoria para asegurar el diagnóstico que me hice hace dos meses. Dos malditos meses de incertidumbre y de ese hilo estúpido de esperanza que tejía la posibilidad de que, sí se había tardado tanto en contactarme para los resultados, es que no sería nada grave. Es un tumor, benigno(?), pero a fin de cuentas un tumor que está carcomiendo mis huesos y que debemos detener antes de que haga daños más severos en mi frágil rostro.

Un tumor.

Mira que siempre he pecado de dramática, pero en ese momento en que la Dra. me hablaba de todo lo que podría pasar si esta cosa sigue creciendo, sólo podía gritar en mi mente: SERIOUSLY?! DE TODAS LAS PINCHES PERSONAS QUE HAN SIDO Y SON OJETES CON TODO EL PINCHE MUNDO ME TOCA A MÍ TENER ESTA MALDITA PORQUERÍA?!

Y no es que el diagnóstico de la displasia fuera mejor, pero la displasia es una enfermedad que permanece latente en la mayoría de las personas, cuándo tentábamos esta posibilidad creíamos que había sido causa de un golpe o algo parecido, pero un tumor, éste tumor salió por sus puros huevos, porque algo dentro de mí pensó que estaba todo muy tranquilo y que hacía falta algo de metal, porque dentro del itinerario de lo que me tienen que hacer, está una malla de titanio para dar forma y sostener mis pómulos que ya valieron pito.

No conforme con eso, casi a punto de salir del consultorio con el alma en un hilo, mientras veía mi TAC la Dra. lo detiene y me dice con la tranquilidad con la que uno comenta el clima: "Tienes una calcificación en el cerebro, mira, ahí aparece, vamos a tener que seguir esto también..."

No pinches mames.

A pesar de ser una persona bastante sentimental, no suelo llorar en público; pero en la mañana del martes no podía contener el llanto, ni quería hacerlo. Sé que no soy la persona más miserable, ni la más enferma, ni la más pobre ni la más nada, pero esa mañana me cayó el mundo encima; cómo si todo lo malo se hubiera dirigido a mí y me sentí la más miserable, la más enferma, la más pobre y la más sola, una vez más la vida se encargó de restregarme en la cara que la única persona con la que podría enfrentar esto ya no está.

Ahora tengo que ver posibilidades y costos, pero siendo completamente honesta, mi primer impulso es no hacer nada, dejar que el tiempo lo solucione todo de una u otra forma, no me quiero hacer cargo de esto ni de explicarle a todo el mundo cada paso y dirección que tomo cómo me han pedido desde que mamá murió. La verdad es que sí hago algo es porque mi familia no necesita más muertos por ahora.

Y por eso prefiero, antes que decirles a ellos, escribirlo a todo el mundo, que todos y nadie sepan. Que este sea el inicio de otro largo y sinuoso viaje.