domingo, 28 de julio de 2013

Nota

El miedo está en todas partes, en todo el cuerpo, en cada pensamiento hay algo de terrorífico que casi siempre se esconde, es un extremo maldito que nadie al que nadie quiere mirar, pero de vez en cuando resalta y te sacude la mente con imágenes grotescas e incluso inverosímiles, se tiene que ser sabio para no darles rienda suelta y que se apoderen de uno.

Tengo miedo de muchas personas, muchos lugares, muchos sucesos. Tengo miedo de que él se vaya y nunca más volver a besarlo y tomar su mano, tengo miedo de que se vaya sin saber lo feliz que me ha hecho su regreso a mi vida y sobretodo, tengo miedo de que nunca vuelva a sentirme feliz después de eso.

Más que al olvido y mi muerte, le tengo miedo a la muerte de los que amo y es un terror que a veces trata de asfixiarme cuando pasa el tiempo y no sé nada de ellos.

viernes, 12 de julio de 2013

When Love Goes Wrong, Nothing Goes Right

Las personas siempre me preguntan por qué estudié psicología y yo siempre les cuento la enternecedora historia de cómo me había inspirado a ayudar a las personas con sus conflictos emocionales y sociales, cuando la realidad es tan simple y poco noble cómo que sólo fue algo que me vino a la mente, me llamó la atención y ya. Nunca pensé qué tan factible era vivir de esto o cómo hacerlo, disfruté la carrera cómo nada y aprendí muchas cosas y quiero seguir aprendiendo, nada más. 

Me siento ignorante en muchos aspectos, y lo soy en verdad. Aunque no por completo, he tenido que salir al mundo de una forma casi violenta, de pronto tuve que tomar un rol que nunca quise interpretar y que siempre desdeñé, la gente lo dice con gracia y con un sentido del deber que yo aún no puedo digerir por completo: "ahora tú eres la mamá!" y es tan perverso, cómo si ser madre sólo fuera hacer los deberes y administrar la casa.

Sin embargo aquí sigo, después de muchos tropiezos y desengaños. Lo que me ha motivado es la esperanza de tiempos mejores. Tan ridículo y optimista cómo eso, la esperanza. No sé nada de nada, aún sigo en una burbuja, sigo siendo un cordero en un mundo zorros. Sigo creyendo que las palabras tienen el poder de cambiar mentalidades sólo por ser pronunciadas por la persona correcta, a pesar de haber sido testigo de lo contrario decenas de veces.

Se me sigue haciendo necesario hablar (a veces sin pensarlo antes), porque tengo un miedo terrible al silencio aunque sé que es ineludible; porque te veo ahí esperando más de mí y todo lo que puedo hacer es intentarlo.