lunes, 30 de mayo de 2011

Dirty Talk

La primera vez que hablé de sentimientos abiertamente, sin maquillar el temor o la apatía, ni las ganas, ni las fantasías, fue con -él- y fue en la cama de un hotelucho.


Desde ese momento mi perspectiva sobre el sexo se reconfiguró en muchos sentidos, el más importante, creo, tiene que ver con la exposición. A muchas personas no les gusta hablar, bañados en sudor y otras sustancias y tratando de recuperar el aliento lo dificulta aun más. Con él comprendí que los hombres que disfrutan del sexo lo hacen con medida, no se exigen más que el puro placer, sin contar las veces ni las posiciones.


Por ello, no escatiman en besos ni caricias, besos y caricias que también sirven y aplican para charlar para recuperarse. De qué tema? No importa!!! Lo más bello es que puedes hablar de todo y sincerarte por completo, puedes decir que aún amas/extrañas/odias a alguien, puedes hablar de los planes a futuro, de tu niñez, de tus amigos, tu hogar, el trabajo... En esa primera hora de charla, desnudos en una cama individual, aprendí de él más que en todo el año que llevabámos conociédonos.


Será tal vez el cansancio que te impide activar tus escudos, yo creo que va de la mano con la libertad que provoca el sexo, aun cuando lo hayas hecho en la cama de tus papás [uhh, kinky!!]... no lo sé, no importa!! Vivo por esas charlas... un caballero, siempre se dará el lujo de hablar...

domingo, 29 de mayo de 2011

Broken Heart

*Dedicado al chico que quiere volverse egoísta y mandar todo al demonio*


Nunca he conocido al alguien que no quiera más amor en sus vidas, yo siempre me pongo en la cima de la lista que necesitan donaciones de besos y cariños.


Haber sido rechazada tantas veces me ha brindado una gama de experiencias que poco sirven para poder entablar una relación, si lo hacen cuando se trata del entendimiento y la profundidad que es necesaria para toda lectura de la realidad.


Creo que ser correspondido no tiene en sí nada que ver con nosotros, uno puede poner el interés y el empeño, pero en ese cortejo, no importa cuanto inviertas, si la persona te quiere lo hará así muestres las mejores cualidades del mundo, así seas la persona más ruín y miserable, en el amor estos caracteres carecen de valor y sentido, hay algo más allá de la conciencia que nos limita para amar o para ser amados.


Lo dificil está en entender que hay cosas que son imposibles de controlar, que aún esforzandote por ser esa persona que venga a su mente cuando esté en apuros o desborde alegría, los sentmientos que florecen están fuera del control de todo ser humano, nada te salva de romper un par de corazones en la vida y, sobretodo, nada te salva de exponer el tuyo como saco de box, lo importante es, no cerrar los ojos nunca, a veces, el amor se crea a traves de la mirada, otras veces las letras son las que sirven de trasporte de los nuevos sueños.


Un hombre vale la pena cuando, aún lleno de curitas y puntos, habla con su corazón en la mano y no se deslinda de lo que, precisamente, es ser un hombre.

jueves, 19 de mayo de 2011

""

- Oye Camila, ya estás grande, verdad?
- Noooo!! Estoy chiquita!!!
- No es cierto, ya estás grandota, ya vas a ir al kinder!!
- Siii!!!! Y voy a jugar y voy a ser muy fuerte como mi papi...
- Oye, cuando seas grande, vas a ser como tu tía Vivis, verdad?
- Mmmm no, no quiero ser como mi tía Vivis!!
- Entonces, a quién te vas a parecer?!
- Cuando sea grande voy a ser como mi tía Pixie!!!! Bueno... espero ser como mi tía Pixie...

Es lo más bello que he escuchado en toda la vida.

domingo, 15 de mayo de 2011

The Holiday

La historia de mi vida:






Una y otra y otra y otra y otra vez...

Eso me pasa por ser tan más pinche fácil e ingenua.

viernes, 13 de mayo de 2011

Necesito Un Amuleto

Las supersticiones comunes me parecen una tontería, cómo un lindo gatito negro te podría dar mala suerte? No las entiendo ni me interesa hacerlo, cada quien tendrá un motivo para creer en eso. Sin embargo, por muy curioso que sea en una persona con mi formación psicológica-psicoanalista, con el tiempo me he hecho de ciertas creencias que se van arraigando a mi cada vez más.

La más significativa tiene que ver con los planes, lo que siento, lo que pienso. Un buen día me dí cuenta que la primera vez que no canté victoria, el gusto por eso me duró muchisísimo. En adelante empecé a ser más reservada con mis sentimientos y los planes con ciertas personas; me costaba mucho trabajo callarme la felicidad inmensa que me provocaba la expectativa de algo increíble, aún así lo hacía y en esas ocasiones me incrusté más esta dinámica de reservarme mi felicidad sólo para mi, para que esos momentos de desolación disminuyeran en medida de lo posible.

Sin embargo, como dicta la Ley de Murphy, no me duró mucho tiempo y la estabilidad se me fue acabando aún cuando permaneciera callada. Con mis últimas experiencias con hombres me he dado cuenta de que nada depende de mi, nada.

Que puedo mostrar toda la disposición para pasarla bien o para prometernos todo lo que dure y aún así, por más que me encariñe con alguien, nada me asegura que esa persona me corresponderá justo como espero o a veces, hasta merezco.

Y es que se me hace horrible que, si me siento muy contenta por haber conocido a alguien especial, no lo pueda compartir con alguien por temor a que se acabe, por eso hace un par de semanas le hablé de él a mi amiga y se sintió bien...

Pero como la vida es una perra, en los días siguientes disminuyó el contacto y hoy creo que se ha acabado la magia. Empiezo a pensar que el amor me da mala suerte.

domingo, 1 de mayo de 2011

Cerveza Oscura

Hace un año te vi sentado con cierto aire de impaciencia en el rostro: tus anteojos, los audífonos al rededor del cuello, la playera de Muse del concierto que habían dado hace unas semanas, los zapatos negros y los jeans claros. Fue la primera vez que no sentí temor por lo que pasaría, te vi ahí y de inmediato supe que eres bueno, que no me causarías dolor deliberadamente; fue el abrazo inesperado que me diste al saludarme, tan fuerte, tan tierno, tan tú [después lo comprendí] que me lo confirmó.

Quería hacerte reír haciendo observaciones absurdas, sé que notaste mi nerviosismo y aún así tu mirada no se apartó de mi, después sería nuestra charla que nunca se alejó de tu amigo, un par de confesiones, nada serio.

Para cuando llegamos al café ya tenía en mente donde quería terminar, quería probarte pero mantuve la reserva hasta que tú dieras el primer paso, ese primer beso que se presta para continuar charlando o pedir la cuenta; tú te levantaste decidido y con una sonrisa te acercaste a mis labios, tan varonil y a la vez tan frágil y tan rápido que no me pude aguantar con sólo eso y te acerqué de nuevo para probarte, después me dirías que con mi lengua buscando la tuya sabías que querías tomarme.

Hasta que charlamos en el barecito fue que sentí que teníamos algo en común, no porque en algo pensáramos igual, sino porque ambos teníamos una idea clara de lo que queríamos que pasara en las horas siguientes, de nuevo, tu mano en mi pierna y esa mirada tuya me lo confirmarían...

Lo demás no necesita detalles, para ahorrarme líneas escribiré que derrochamos besos y caricias, la mayoría torpes, pero llenos de deseo, de entusiasmo, de picardía. La mejor charla que he tenido en mi vida, la mantuve contigo en esa cama medio desnudos, cuando me dijiste que aún la amabas y nos burlamos de nuestros nombres de telenovela, cuando me hablaste de tu padre y noté tu admiración por él. Fue en ese momento donde tuve una epifanía de que no quería que ese momento acabara, que tú y yo éramos perfectos así, abrazados en una cama individual hablando de todo y nada, ahí, pensando que podíamos jugar a querernos a medias y a las posibilidades, ahí, mientras abría la ventana para dejar escapar un poco de nuestro calor y tú te dirigías a mi llamándome "amor".

En ese abrazo que me sorprendió mientras revisaba las llamadas y la posibilidad de pasar la noche juntos, de volver la semana entrante y acordar visitarme en mi cumpleaños, fue ese día que me dio a conocer una felicidad diferente, que en algún momento me hizo sentir completa. Quería guardármelo y al mismo tiempo gritarlo mil veces.

Te conocí hace un año y yo quería hacer este recuento contigo, porque solamente tú lo entenderías.