domingo, 16 de junio de 2013

2 Years

En algún lugar escuché que una mujer le decía a otra, a propósito del fallecimiento de su marido, que debe recordar que los demás pronto se olvidarán de ese desenlace y continuarán con sus vidas aunque ella siga en pausa.

Pasa que uno también continúa con su vida y de repente olvida que esa persona que en algún momento lo significó todo, ya no está. Y puedes sonreír y puedes soñar y hacer planes y preocuparte por las compras y qué vestido usarás tal día. Llegan los días en que puedes mirar su fotografía o ahondar en su recuerdo y sólo sonreír con nostalgia.

Entonces llega el momento en que te debes enfrentar cara a cara con la verdad y caer en cuenta de que esa persona que te llenaba tanto, que querías tanto, no está en esa fotografía ni en esa pequeña cajita de madera. Y lloras, pero llorar es bueno, porque a pesar de que pase el tiempo y la vida y los vestidos y los planes y los sueños cambien, ella sigue ahí, inmortal, en el corazón y en la mente.





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