sábado, 22 de septiembre de 2012

Lovesong

El reproductor la tocaba por 5ta vez consecutiva mientras ella miraba la última foto que le quedaba de él, una imagen mal enfocada y oscura, pero ella la veía tan nítida cómo la noche en que la tomó: acababan de hacer el amor y él se había quedado dormido apenas su cabeza tocó la almohada, ella nunca podía dormir en los hoteles, extrañaba su cama con sus sábanas de colores y sus tres almohadas que se acomodaban perfectamente a su cuerpo, esa noche ella se quedó desnuda contemplando el techo mientras ponía atención al ruido de la calle, el sonido del pasar de los autos siempre la transportaba a su niñez, a las mañanas frías que pasaba en la casa de su abuela que vivía en la Capital, aquella madrugada no fue la excepción y mientras miraba la textura del techo y el feo color mostaza que cubría las paredes, sus oídos se llenaban del ruido de los coches que pasaban de vez en cuando haciendo arder las calles mojadas de lluvia, a través de la gran ventana que había encima de la cabecera. Fue con la luz que se entrometía en su cama por esa ventana con la que lo miró dormir, parecía cansado de mucho tiempo pero ella le sintió con tanta paz que decidió acurrucarse a su lado para contagiarse de su estado, fue en ese instante en que se dio cuenta que no tenía una foto de él y consciente de la vergüenza de pedirle una y que él podría negarse, alcanzó a tientas el celular y lo enfocó en su dirección sin fijarse mucho para no hacer alboroto y despertarlo; de todas formas, pensó, esa imagen de él durmiendo nunca se le iba a olvidar.

Resultó que él no tenía problemas con las fotos, sin embargo las otras habían perecido en los días posteriores a su última llamada. Ella tan apegada a las cosas y los recuerdos estaba consciente de que solamente eliminando todo rastro de su persona e idilio podría "olvidarlo" y seguir con su vida. Ella, que ya había aprendido a mentirse a sí misma, había conservado en el fondo de una carpeta ésta foto pensando en mantener por lo menos un buen recuerdo de sus relaciones. Con el tiempo, la concurrencia a aquella carpeta fue disminuyendo, pronto se había quedado en el fondo de su mente que ahora se ocupada de otras fotos y otras noches.

Hasta ese desdichado día de otoño que comenzó con una melodía que le despertó en las primeras horas de la mañana, justo cuando comenzaba a salir el Sol. Era una canción viejísima que una mujer cantaba con mucho desconsuelo, la canción la había escuchado desde pequeña, pero no había reparado en las palabras de la mujer hasta ese amanecer. Incorporándose se acercó a la ventana para poder oír con más claridad mientras todo su cuerpo comenzó a tiritar sin saber si era por el frío o por todo lo que la canción le había devuelto. Fue sino hasta la noche, después de escuchar la misma canción en su mente todo el día, que sacó la carpeta del fondo del armario y de ella, la foto con el hombre que creía que había olvidado, al reverso en una esquina apenas alcanzó a ver la fecha que había escrito hacía unos años con tinta roja, ahora difuminada por las lágrimas que tantas veces le habían caído; y a un lado de la fecha, grande e indeleble, su nombre de color azul...

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