domingo, 9 de septiembre de 2012

No, You Didn't

Mientras meditaba qué camino tomar en cuanto a hablarle o no a un amigo de una acosadora loca que tuve y ahora anda tras sus huesos, me quedé pensando en qué sería lo que él pensará si decido contarle, lo que me llevó a seguir hilando mis pensamientos en torno a lo que algunos hombres piensan y/o dan por sentado en las acciones de las mujeres.

No soy de las que gusten generalizar algo tan propio e individual cómo el comportamiento, pero enfrentémoslo, todos caemos en algún rasgo de personalidad estándar que nos permite ser medidos y regulados por las infinitas leyes de salud, sociabilidad, física, etcétera; en este caso, me he topado con varones que a pesar de presumir una mentalidad abierta, caen en catalogar una acción femenina en clichés.

Por ejemplo, en alguna ocasión estaba platicando con un amigo, un hombre acercándose a los 30 años que había vivido muchas experiencias [según él, claro] en las que destacaban haber pertenecido a una secta y haber compartido la cama con mujeres que acababa de conocer; de alguna manera la conversación cayó en el tema de mi primera experiencia sexual, debo admitir que aunque no me avergüenza cómo sucedió, tampoco me gusta andarla pregonando cómo si fuera una canción, sobretodo porque en mis esquemas mentales, creo que mucha gente no entendería cuáles fueron mis motivos y sentires para llevarla a cabo, tal cómo este amigo con el que decidí sincerarme y contarle tal y cómo fueron los hechos y que simplemente no pudo creer.

De plano, me dijo que estaba mintiendo "porque para una mujer la virginidad es algo sagrado" y blah blah blah. Me ofendió un poco que me dijera mentirosa cuando le había dicho la verdad, pero luego comprendí que esa mentalidad tan abierta para poder tirarse a mujeres que acabara de conocer y hacer ritos satánicos(?) no le alcanzaba para comprender lo que yo hice, tal vez porque siempre había estado con mujeres que pregonaban pureza y virtud o tal vez él mismo ya había establecido esa imagen de mí.

Hay otros hombres que sobre analizan las acciones de las mujeres. Esto es más curioso porque sólo se centra en el sexo femenino; por lo menos yo no me he encontrado a un hombre que le busque el trasfondo a lo que otro hombre dice o hace. Lo que más me llama la atención es que a veces este sobreanálisis se centra en los detalles más simples, no quiero decir que no puedan estar cargados de significantes, pero hasta Freud alguna vez dijo que no todo era interpretable.

Un ejemplo de este hecho es cuando los hombres creen que las mujeres criticamos a otras mujeres por envidia. Sí, las mujeres criticamos a otras mujeres por envidia en algunos casos, en otros sólo somos víctimas del odio infundado y sólo nos gusta lanzar arañazos a chicas que en serio nos parecen tontas o feas o superficiales o pendejas o mamonas o wannabes o nacas o ridículas o zorras o putas, y nada más.
Me da risa y tristeza no entender porque nuestra palabra a veces es tan devaluada, digo, sé que hay mujeres que lo provocan, pero de nuevo, es importante no generalizar y darnos la oportunidad de pensar que cada cabeza es un mundo, por lo menos hasta que se demuestre lo contrario.


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