Me sorprendí alegrándome por su tristeza, porque tal vez eso lo arrojara a mi y entonces yo tendría mi historia de amor novelesca, al darme cuenta de que sólo había sido un episodio como muchos otros y que su relación seguía, hubo una parte de mi que dio gracias, pero la más grande, sin duda, fue la que se sintió asqueada por ellos, por mi. Por todo.
Hace algunos meses de verdad consideré entrar en análisis, algo que en mi entorno no es a big deal, pero para mi si lo era, ya que es algo a lo que siempre me sentí renuente en el sentido de que me consideraba sana. Por esos días sentía que estaba perdiendo el piso y que estaba dejando que muchas cosas me afectaran porque yo misma, siempre tan positiva, había tropezado con lo mismo una y otra vez sin aprender nada.
Justo ahora, con todo lo que ha pasado en este puto año de mierda, puedo asegurar que no estoy bien. En mi mente ni siquiera entrar en análisis es una opción. Sonrío, bromeo, hablo y me río a carcajadas sin problemas, pero hay algo dentro de mi que no lo saborea, no me da calor como lo hacía antes.
Me dí cuenta cuando lo eliminé, con algo de indiferencia, que he entrado en un período oscuro.