jueves, 30 de junio de 2011

Hurt

Me sorprendí alegrándome por su tristeza, porque tal vez eso lo arrojara a mi y entonces yo tendría mi historia de amor novelesca, al darme cuenta de que sólo había sido un episodio como muchos otros y que su relación seguía, hubo una parte de mi que dio gracias, pero la más grande, sin duda, fue la que se sintió asqueada por ellos, por mi. Por todo.

Hace algunos meses de verdad consideré entrar en análisis, algo que en mi entorno no es a big deal, pero para mi si lo era, ya que es algo a lo que siempre me sentí renuente en el sentido de que me consideraba sana. Por esos días sentía que estaba perdiendo el piso y que estaba dejando que muchas cosas me afectaran porque yo misma, siempre tan positiva, había tropezado con lo mismo una y otra vez sin aprender nada.

Justo ahora, con todo lo que ha pasado en este puto año de mierda, puedo asegurar que no estoy bien. En mi mente ni siquiera entrar en análisis es una opción. Sonrío, bromeo, hablo y me río a carcajadas sin problemas, pero hay algo dentro de mi que no lo saborea, no me da calor como lo hacía antes.

Me dí cuenta cuando lo eliminé, con algo de indiferencia, que he entrado en un período oscuro.

2 comentarios:

Alexander Strauffon dijo...

A veces dichos caminos oscuros es necesario que los recorramos. Pero tienes aqui la amistad y compañia de alguien que los recorrio mas de una vez, Pixie.

Abrazo.

Anónimo dijo...

Todas las experiencias que hieren terminan siendo útiles. Las células animales pueden cicatrizarse. Cuando el animal tiene una herida se forma una costra y la herida se cierra. Los vegetales no son así, cuando haces una herida a un vegetal no se cierra nunca. La única defensa que tiene es cubrir la herida con una nueva corteza. Por eso encuentras árboles con agujeros dentro del tronco, dentro de esos agujeros crecen hongos que a la larga nutren al árbol. Cuando le cortas una rama se muere, no vuelve a crecer, pero puede crecer otra al lado. El corazón humano tiene una conducta vegetal, no animal. Las heridas emocionales nunca se cierran. Pero tú puedes, al lado de ellas, construir nuevas vidas, nuevas experiencias, cubrirlas. Por lo tanto, la herida, como en el árbol, te alimenta después.