jueves, 14 de junio de 2012

Un Año


Hoy encontré la carta que me dio cuando estaba en la secundaria. En un ejercicio de la trabajadora social, les pidieron a los papás/tutores que nos escribieran una carta. Llevábamos ya un par de años con mi papá en otro país y ella había tenido que sortear de nuevo la estabilidad familiar, en una ciudad desconocida sin la mayoría de sus hermanas y su mamá.

Nunca me puse a pensar en cuál fue su sentir en esos días. No es que no me importara, pero eres un hijo, tienes puesta la camiseta de que son los padres los que tienen que pensar en ti y no al revés. Recuerdo muchas ocasiones en que me dijo con algo de remordimiento "los hijos nunca sabemos todo lo que sufren los padres", esa frase retumbaría en mi mente esta fecha hace un año, yo quería que se quedara conmigo, que luchara, era muy joven para darse por vencida!, luego vinieron esas palabras a mi mente y se me revolvió el estómago, qué podía saber yo?

Recordé muchos episodios en nuestra vida juntas: cuando me jalaba el cabello al peinarme, nuestras escapadas para ir a comer, muestras idas al súper y los chabacanos con chamoy que compraba para el camino de regreso, sus palabras bruscas con impotencia de fondo, el abrazo en un día en que la nostalgia hizo de la suyas en su memoria, el cansancio en sus últimos días en el hospital, esa mañana que pintaba para ser un buen día...

En esta carta no había dolor; me escribió que ella quisiera poder protegerme de todo lo malo y ayudarme a vencer los obstáculos que la vida me presente. Escribió que se siente muy orgullosa de mi y que eso no va a cambiar nunca. Esa fue la única vez que me lo dijo. 

Muchas veces me quejé de su seriedad, no era una mujer de halagos y cariños, le gustaba hacer bromas y reírse de todo y de todos. Es una de las personas más nobles de mi vida, aunque fuera fría a veces, al final si veo el panorama completo, ella siempre estuvo de mi lado, siempre creyó en mi mucho más de lo que yo lo he hecho toda la vida. Nunca me dijo que no a algo que intentara emprender, aunque significara más trabajo y esfuerzo para ella, siempre tuvo tiempo para mi, cuando fuera y cuanto necesitara y yo no me había dado cuenta en cómo mi vida giraba en torno a lo que la pudiera hacer sentir orgullosa, en nuestras pláticas y chismes, en que al final del día, ella siempre me iba a preguntar cómo me había ido.

Ha sido un año difícil sin su compañía y sus respuestas, aunque dentro de mi sé que ella me está oyendo en algún lugar del universo.



Te extraño, siempre lo haré...





1966 - 2011

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